viernes, 6 de mayo de 2011

PRINCIPE LUIS CARLOS DE FRANCIA. DELFIN DE FRANCIA. DE IURE REY LUIS XVII DE FRANCIA.

Luis Carlos de Francia. Nació el 27 de marzo de 1785 en Versalles, Francia. Desde su nacimiento hasta 1789 fue conocido como Luis Carlos, Duque de Normandía. Hijo del Rey Luis XVI de Francia y de la Archiduquesa María Antonieta de Austria. De acuerdo con las leyes dinásticas, cuando su padre fue ejecutado el 21 de enero de 1793, durante la Revolución Francesa, el niño se convirtió en el Rey Luis XVII de Francia y Navarra a los ojos de los realistas, sin embargo, para entonces Francia era una República, por lo tanto nunca gobernó. Tras la muerte de su hermano mayor, Luis José, en junio de 1789, Luis Carlos se convirtió en el nuevo Delfín de Francia. El 06 de octubre de 1789 la familia real se vio obligada a abandonar Versalles e instalarse en las Tullerías en París, donde pasó los siguientes dos años. La familia vivía una vida tranquila y María Antonieta dedicó la mayor parte de su tiempo a sus hijos, especialmente el pequeño Delfín. El 21 de junio de 1791 tras el intento fallido de fuga hacia Austria, la familia fue obligada a regresar a París. El 13 de agosto, la familia real fue encarcelada en la torre del templo. Al principio, sus condiciones no fueron muy duras pero vivían como prisioneros, y su apellido fue cambiado de Borbón a Capetos. El 03 de julio, el pequeño Delfín fue separado de su madre, y entregado al cuidado de Antoine Simon, que había sido nombrado su tutor por el Comité de Seguridad General. El 19 de enero de 1794 su tutor abandonó su cargo, y el niño quedó abandonado en la prisión. Según la leyenda nadie visitó al Delfín durante seis meses, viviendo en total abandono. Posteriormente se le asignó un nuevo tutor, y desde entonces el niño mejoró su aseo y vestimenta. Se le permitía salir a caminar por la azotea de la torre. En mayo de 1795 el prisionero estaba gravemente enfermo, siendo asistido por un médico de la familia. Luis Carlos de Borbón, Delfín de Francia, murió el 08 de junio de 1795 en París, Francia. Se sospechó que el niño fue envenenado. Sin embargo la autopsia indicó que el mismo había fallecido de una infección en los ganglios linfáticos. Su cuerpo fue sepultado en el cementerio de Santa. Margarita, sin señalar el lugar exacto de sepultura. Inmediatamente después de ser anunciada la muerte del Delfín, corrió el rumor de que había escapado. Lamentablemente, la familia real no hizo ningún intento serio de averiguar la verdad. Incluso su hermana no llevaba luto por su muerte. Cuando la monarquía borbónica fue restaurada en 1814, cientos de demandantes se dieron a conocer. Los aspirantes a herederos reales continuaron apareciendo en toda Europa durante las décadas posteriores y algunos de sus descendientes todavía tienen pequeños séquitos de seguidores en la actualidad.

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