domingo, 13 de julio de 2008

EMPERATRIZ ISABEL ALEXEEVNA DE RUSIA.


Luisa de Badén. Nació el 24 de enero de 1779 en Karlsruhe, Alemania. Hija del Príncipe Heredero Carlos de Badén, de la Casa de Zähringen, y de la Princesa Amelia de Hesse-Darmstadt. La Princesa creció en un ambiente familiar cálido y era muy apegada a su madre. Luisa tenía sólo doce años cuando su destino fue marcado, ya que la Emperatriz Catalina II de Rusia la eligió como novia para su nieto mayor, el futuro Emperador Alejandro I Pavlovich. La Princesa de Badén aprendió la lengua rusa, se convirtió a la fe de la Iglesia Ortodoxa, tomó el título de Gran Princesa de Rusia y cambió su nombre a Isabel Alexeevna. La pareja se casó el 28 de septiembre de 1793 en San Petersburgo, Rusia. De dicho matrimonio nacieron dos hijas que murieron en la infancia: María e Isabel, de las cuales se dudaba que Alejandro fuera su padre. Con sólo catorce años de edad, Isabel estaba mal preparada para su nueva posición social. Fue abrumada por el esplendor de la Corte rusa y asustada por las intrigas sexuales que se desarrollaban con total naturalidad. La Gran Duquesa se sintió sola y nostálgica, en particular luego del regreso de su hermana a Badén. Su relación con Alejandro era su única fuente de consuelo. Los primeros años de matrimonio fueron relativamente felices. La muerte de la Emperatriz en 1796, convirtió a su suegro en el Emperador Pablo I de Rusia. Isabel Alexeevna tenía una cara angelical, voz suave y melodiosa, rasgos delicados, ojos azules y pelo rubio rizado. Su figura era elegante, era tímida, dulce, amable, suave y generosa. Encantadora e inteligente, amaba la lectura y las artes. De pocos amigos, le gustaba la simplicidad y la soledad. Amó a su marido y lo animó en muchas crisis personales y políticas, pero Alejandro la descuidó y la mayor parte de su matrimonio, ellos vivirían en armonía, pero sin romance, teniendo ambos amores fuera de su matrimonio en un acuerdo tácito. La Gran Princesa mantuvo un romance con el mejor amigo de Alejandro, el Príncipe polaco Adán Czartoryski. Ella no era popular en la Corte, ni tenía el afecto de la familia de su marido. Las excentricidades del Zar Pablo condujeron a un complot para derrocarlo y colocar a Alejandro en el trono ruso. Una vez que Alejandro se hizo Emperador, su esposa participó en la vida social de la Corte y de los deberes de representación, pero su suegra, María Feodorovna, continuó siendo la primera Dama del Imperio. En 1803 su marido inició un romance que duraría más de quince años con la Princesa polaca María Czetwertynska. Isabel por su parte, encontró consuelo con Adán Czartorysky, que había regresado a Rusia. Esto se terminó cuando comenzó un romance con Alexei Okhotnikov. Aunque Isabel aún no tenía 30 años, con la muerte de su segunda hija, la pareja decidió no tener más hijos. Al cumplir los cuarenta, la Emperatriz dejó todo tipo de romance. Su marido también experimentó una transformación personal que condujo a la pareja a estar cerca una vez más. La reconciliación causó una sorpresa general en la Corte Imperial. Hacia 1825, la salud de Isabel Alexeevna se volvió frágil, sufría de problemas pulmonares y de los nervios. Los doctores le recomendaron descansar en un clima templado y sugirieron la ciudad sureña de Taganrog, en el mar de Azov. Sin un cómodo Palacio, la pareja imperial se estableció en una modesta casa costera. El 17 de noviembre de 1825 Alejandro regresó a Tangarog de Crimea enfermo de tifus, muriendo en los brazos de su esposa en diciembre de ese año. La Emperatriz regresó a San Petersburgo al año siguiente, pero murió durante el viaje de un paro cardíaco, el 16 de mayo de 1826. Fue sepultada en la Catedral de la Fortaleza de Pedro y Pablo, en San Petersburgo, Rusia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

MUY BUEN SITIO YO TENGO UNA HISTORIA DE MI BISABUELA QUE PUEDE SER LA HIJA DEL ZAR.