María de Braganza, la educadora. Nació el 04 de abril de 1819 en Río de Janeiro, Brasil. Hija del Rey Pedro IV de Portugal, Emperador Pedro I de Brasil y de la Archiduquesa María Leopoldina de Austria. El 10 de marzo de 1826 murió el Rey Juan VI, abuelo de María, lo que provocó una crisis de sucesión en el país. Su heredero, Pedro, se había proclamado Emperador de Brasil en 1822, pero Juan tenía otro hijo Miguel, aunque estaba exiliado en Austria después de haber liderado una serie de levantamientos contra su padre y su régimen liberal. El Rey había designado a su hija preferida, Isabel, Regente hasta que su "heredero legítimo regresara al país". Pero jamás especificó quien era ese heredero, si era Pedro o Miguel. Advertido de que los seguidores de su hermano estaba listos para colocar a Miguel en el trono, Pedro abdicó en favor de su hija mayor, María de la Gloria, que sólo tenía siete años de edad, con la condición de que se casara con su tío Miguel y de que éste aceptara la Constitución Liberal y ejerciera la Regencia hasta que su sobrina alcanzara la mayoría de edad. Miguel simuló que aceptaba la propuesta, pero al llegar a Portugal, derrocó a María y se proclamó a sí mismo Rey, aboliendo la Constitución Liberal. Durante el reinado de su esposo, María recorrió diversas Cortes europeas, incluyendo la de su abuelo en Viena, así como Londres y París. Pedro abdicó al trono brasileño en 1831 en favor de su hijo Pedro de Alcántara y desde su base en las Azores atacó a Miguel, obligándole a abdicar en 1834. María II retomó la corona, consiguió la anulación del matrimonio con su tío, y puso a su Padre como Regente, aunque éste murió ese mismo año. El 26 de enero de 1835 en Lisboa, Portugal, la Reina María contrajo matrimonio con Carlos, Duque de Leuchtenberg. Carlos murió el 28 de marzo, dos meses después de la boda. El 01 de enero de 1836 en Lisboa, María se casó con el Príncipe Fernando de Sajonia-Coburgo y Gotha. Fernando recibió el título de Rey consorte, de acuerdo con la tradición portuguesa, al nacer su primer hijo y Heredero. Durante su reinado, María debió enfrentar varias insurrecciones. La Reina recuperó las finanzas, restauró el comercio y la agricultura, apoyó la marina y las políticas que fomentaban el aumento del nivel educativo de la población. En el plano familiar, la Reina María tenía una familia numerosa, ya había parido diez hijos, por tanto los médicos le informaron del peligro que suponía para su salud continuar teniendo hijos. Sin embargo María no hizo caso de las advertencias y murió al dar a luz al Príncipe Eugenio, el 15 de noviembre de 1853. La Reina María II de Portugal es recordada como una madre ejemplar y una persona agradable que actuó siempre según sus convicciones intentando ayudar a su país. Más tarde recibió el sobrenombre de “la buena madre”.
martes, 20 de mayo de 2008
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