sábado, 29 de enero de 2011

REY ALBERTO I DE LOS BELGAS.

Alberto de Sajonia-Coburgo y Gotha. Nació el 08 de abril de 1875 en Bruselas, Bélgica. Hijo menor del Príncipe Felipe, Conde de Flandes, y de la Princesa María de Hohenzollern-Sigmaringen. La Princesa María era pariente del Kaiser Guillermo II de Alemania, y miembro de la no reinante rama católica de la familia de los Hohenzollern. Alberto se crió en el Palacio de Flandes, inicialmente como cuarto en la línea de sucesión al trono belga. Sin embargo, cuando murieron el único hijo legítimo de su tío, Leopoldo II, y el hermano mayor de Alberto, el Príncipe Balduino de Bélgica, éste se a los 16 años de edad, inesperadamente se convirtió en segundo en la línea (después de su padre) a la Corona belga. Sobresaliente y estudioso, el Príncipe se preparó arduamente para la tarea de la realeza. Durante su juventud, se preocupó por la situación de las clases trabajadoras en Bélgica, y personalmente trabajó de incógnito para observar las condiciones de vida de los obreros. Poco antes de su ascensión al trono en 1909, Albert llevó a cabo una extensa gira por el Congo Belga, que había sido anexado por Bélgica en 1906, encontrándolo en mal estado. A su regreso a Bélgica, recomendó reformas para proteger a la población nativa y para el progreso tecnológico en la colonia. Era Caballero de la Orden del Toisón de Oro en Austria y Caballero de la Orden de la Jarretera. Alberto se casó en Munich, Alemania, el 02 de octubre de 1900 con la Duquesa María Isabel de Baviera, una Princesa de la Dinastía de los Wittelsbach a quien había conocido en un funeral familiar. Ella era hija del Duque Carlos Teodoro de Baviera y de la Infanta María Josefa de Portugal. Basado en cartas escritas durante su noviazgo y matrimonio, la pareja era muy feliz. Los esposos compartían un intenso compromiso con su país y con la familia, y un gran interés en el progreso humano de todo tipo. Juntos, cultivaron la amistad de prominentes científicos, artistas, matemáticos, músicos y filósofos, convirtiendo su corte en Laeken en una especie de salón de la Cultura. De dicho matrimonio nacieron tres hijos: Leopoldo Felipe, Duque de Brabante, y futuro Leopoldo III de los Belgas; Carlos Teodoro, Conde de Flandes, y Regente de Bélgica; y María José, Princesa de Bélgica, casada con el futuro Rey Umberto II de Italia. A la muerte de su tío, Leopoldo II, Alberto subió al trono de Bélgica en diciembre de 1909. Los nuevos Reyes fueron muy populares en Bélgica debido a su estilo de vida sencillo, sin pretensiones y a su vida familiar armónica, que estaba en marcado contraste con la distante, autocrática e irregular vida privada de Leopoldo II. Un aspecto importante de los primeros años del reinado de Alberto fue la implementación de reformas en la administración del Congo belga. Al comienzo de la Primera Guerra Mundial, Alberto cumplió con la demanda británica de no permitir el paso de tropas alemanas por su territorio. Cuando Alemania invadió Bélgica, el Rey tomó el mando personal del ejército belga. Durante ese período, el Rey Alberto luchó con sus tropas y compartiendo el peligro, mientras que su esposa, trabajó como enfermera en el frente. El Rey también permitió que su hijo de 14 años de edad, el Príncipe Leopoldo, se alistarse en el ejército belga y luchara en el frente. La guerra infligió grandes sufrimientos a Bélgica, siendo sometida a una dura ocupación alemana. Al final de la guerra, Alberto lideró la ofensiva final que liberó a Bélgica. El Rey y su familia regresaron a Bruselas como héroes. A su regreso a Bruselas, el rey Alberto pronunció un discurso en el que esbozó las reformas que deseaba ver, tales como el sufragio universal. Alberto asistió a la Conferencia de Paz de París, donde defendió los intereses de Bélgica, insistiendo en las reparaciones de guerra para que su país devastado económicamente pudiera ser restaurado. Sin embargo se opuso a una política de humillación excesiva para la Alemania derrotada. Alberto temía que esta política sólo provocaría la venganza de Alemania y diera lugar a futuras guerras en Europa. También opinaba que la caída de los Príncipes de Europa Central y, en particular, la disolución del Imperio de los Habsburgo constituiría una seria amenaza a la paz y a la estabilidad de Europa. Sus puntos de vista, sin embargo, no prevalecieron en las decisiones de la Conferencia de Paz. Pasó la mayor parte del resto de su reinado ayudando a reconstruir su Reino. Albert fue un comprometido conservacionista, fundando en 1925 el primer parque nacional de África, ahora conocido como el Parque Nacional Virunga, en lo que hoy es la República Democrática del Congo. El Rey Alberto I de los Belgas murió el 17 de febrero de 1934, en un accidente de alpinismo al subir solo en la Roche du Vieux Bon Dieu en Marche-les-Dames, en la región de las Ardenas de Bélgica, cerca de Namur, a los 58 años de edad. Su muerte conmocionó al mundo y fue muy llorado, tanto en Bélgica como en el extranjero. Debido a que el Rey era un experto escalador, algunos cuestionaron la versión oficial de su muerte. Sin embargo, los rumores de asesinato han sido descartados por la mayoría de los historiadores. Su cuerpo fue sepultado en la cripta real en la Iglesia de Nuestra Señora de Laeken, en Bruselas. Su esposa se convirtió en mecenas de las artes y era conocida por su amistad con notables científicos como Albert Einstein. Durante la ocupación alemana de Bélgica desde 1940 a 1944, usó sus conexiones alemanas y su influencia para ayudar a rescatar a cientos de niños judíos de la deportación de los nazis. Cuando Bélgica fue liberada, la Reina permitió que su palacio se utilizara como sede del ejército británico. Luego de la guerra fue galardonada con el título de Justa entre las Naciones por el gobierno israelí. Durante la década de 1950, la Reina entró en conflicto con el gobierno de los estados Unidos, debido a sus visitas a la Unión Soviética, China y Polonia, viajes que la llevaron a ser conocida como la "Reina Roja". La Reina Isabel murió en Bruselas a la edad de 89 años, el 23 de noviembre de 1965. Está enterrada en el panteón real de la Iglesia de Nuestra Señora de Laeken, en Bruselas.

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