Victoria de Sajonia-Coburgo-Saalfeld. Nació el 17 de agosto de 1786 en Coburgo. Hija de Francisco, Duque de Sajonia-Coburgo-Saalfeld, y de la Condesa Augusta de Reuss-Ebersdorf. El 21 de diciembre de 1803 en Coburgo, María se casó con Carlos, Príncipe de Leiningen, hijo de Carlos Federico, Príncipe de Leininge, y de la Condesa Cristina de Sloms-Rödelheim y Assenheim. De dicho matrimonio nacieron dos hijos: Carlos Federico, Príncipe de Leiningen, casado con la Condesa María Klebelsberg; y la Princesa Ana Feodora, casada con Ernesto I, Príncipe de Hohenlohe-Langenburg. Posteriormente se casó, el 29 de mayo de 1818 en Amorbach, con el Príncipe Eduardo, Duque de Kent y Strathearn, hijo del Rey Jorge III del Reino Unido y de Carlota de Mecklemburgo-Strelitz. De dicho matrimonio nació Victoria, Reina de Inglaterra, casada con el Príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo y Gotha. El Duque de Kent murió repentinamente de neumonía en enero de 1820, pocos días antes que su padre, el Rey Jorge III. La Duquesa viuda, tenía pocos motivos para permanecer en el Reino Unido, no hablaba el idioma y tener un palacio en Coburgo, donde podía vivir con el ingreso que pertenecía a su primer marido, el difunto Príncipe de Leiningen. Sin embargo, la sucesión británica en ese momento estaba lejos de estar segurada. De los tres hermanos mayores de Eduardo en la línea de sucesión, el nuevo Rey, Jorge IV, y el Duque de York, estaban separados de sus esposas (las cuales ya no tenían edad para engendrar más hijos) y el tercero, el Duque de Clarence (el futuro Guillermo IV) aún no había podido criar un hijo más allá de la infancia. La Duquesa decidió que sería mejor apoyar las posibilidades de su hija de acceder al trono, que vivir tranquilamente en Coburgo. La Duquesa de Kent recibió una serie de habitaciones en el ruinoso palacio de Kensington, junto con otros varios nobles empobrecidos. Allí crió a su hija, Victoria, quien se convertiría en la Reina del Reino Unido, y, finalmente, en la Emperatriz de la India. Su hermano, el Príncipe (luego Rey de los belgas) Leopoldo, era un gran apoyo financiero. En 1831, con Jorge IV muerto y el nuevo Rey, Guillermo IV, aún sin descendencia legítima, el estado de la joven Princesa como Heredera presunta y el posible lugar de la Duquesa como regente dio lugar a importantes aumentos en los ingresos. Un factor que contribuyó fue la designación de Leopoldo como Rey de los belgas. La relación entre la Duquesa y Guillermo IV pronto desmejoró, al punto de que al Rey se le negaba visitar a su sobrina y heredera. Tanto antes como durante el reinado de Guillermo, la Duquesa permanentemente desaireaba a sus hijos ilegítimos, los FitzClarence. Cuando Victoria se convirtió en Reina, relegó a su madre e influencia a un hogar separado del suyo. Cuando el primer hijo de la Reina, la Princesa Real, nació, la Duquesa de Kent se encontró inesperadamente de regreso en el círculo íntimo de Victoria. Las finanzas de la Duquesa, que había quedado en ruinas, revivieron gracias a su hija y a sus asesores. Se convirtió en una abuela cariñosa, y estuvo más cerca de su hija de lo que nunca había estado. Ha habido ciertos rumores de que la Duquesa había sido infiel al Duque de Kent y de que Victoria no era su hija. Aquellos que promueven este punto se basan en la ausencia de porfiria en la Familia Real Británica entre los descendientes de la Reina Victoria y la aparición de la hemofilia, desconocida hasta entonces en la familia del Duque y la Duquesa. La Duquesa murió el 16 de marzo de 1861, a la edad de 74 años. Fue sepultada en el mausoleo de la Duquesa de Kent en Frogmore, Windsor Home Park, cerca de la residencia real del Castillo de Windsor. La Reina estuvo muy afectada por la muerte de su madre. Fue el comienzo de un año desastroso, que termina con la muerte de Alberto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario