Guillermo Augusto de Hannover. Nació el 26 de abril de 17212, en Londres, Inglaterra. Hijo menor del Rey Jorge II de Gran Bretaña y de la Princesa Carolina de Ansbach. El 27 de julio de 1726,3 con solo cuatro años de edad, fue nombrado Duque de Cumberland, Marqués de Berkhamstead en el Condado de Hertford, Conde de Kennington en el Condado de Surrey, Vizconde de Trematon en el Condado de Cornualles y Barón de la Isla de Alderney. El joven Príncipe fue educado por Andrew Fountaine y se convirtió en el favorito de sus padres, hasta tal punto que su padre consideraría más tarde ciertas formas de hacerlo primar en la herencia sobre su hermano mayor, Federico, Príncipe de Gales. William mostró valentía y habilidad física desde su juventud. En 1740 zarpa como voluntario bajo las órdenes de Sir John Norris, pero pronto perdió interés por la Armada y, en 1742, entró en el ejército de tierra. En diciembre de 1742 fue nombrado General de División y, tras la batalla de Dettingen en 1743, Teniente General. En 1745, tras ser nombrado Capitán General del ejército de tierra británico, fue enviado a Flandes, como Comandante en Jefe de las fuerzas aliadas británicas, hannoverianas, austríacas y neerlandesas, siendo derrotado por los franceses en la batalla de Fontenoy el 11 de mayo de dicho año. Guillermo fue elegido para poner fin a la exitosa carrera de Charles Edward Stuart, conocido como el Joven Pretendiente, en la rebelión jacobita de 1745. El 08 de abril de 1746 partió de Aberdeen a Inverness y, el 16 de abril, se llevó a cabo la decisiva batalla de Culloden, en la cual las fuerzas del Joven Pretendiente resultaron completamente destruidas. Durante los diez años de paz desde 1748, Cumberland se ocupó principalmente de sus deberes como Capitán General, y el resultado de su trabajo se hizo patente en el comportamiento del ejército en la Guerra de los Siete Años. Su impopularidad, que se había incrementado sin parar desde Culloden, interfirió mucho en su éxito en política, y cuando a la muerte del Príncipe de Gales, su hijo, siendo menor de edad, heredó el trono, el Duque no pudo conseguir hacerse con la regencia, que pasó a la Princesa viuda de Gales, quien lo consideraba un enemigo. En 1757, tras estallar la Guerra de los Siete Años, Cumberland fue situado al frente de un abigarrado ejército liderado por Gran Bretaña para defender Hannover. Tras su regreso a Inglaterra, renunció a los cargos públicos que había ocupado y se retiró a la vida privada. Tras la subida al trono de su sobrino, Jorge III, compitió con su cuñada, la Princesa viuda de Gales, por el puesto de regente en tiempos de emergencia. El Duque falleció repentinamente en Upper Grosvenor Street, en Londres, el 31 de octubre de 1765, según parece por un infarto de miocardio debido a su obesidad, a los 44 años de edad. Fue sepultado en la capilla Enrique VII, en la Abadía de Westminster.
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