Catalina Parr. Nació en 1512 en el castillo de Kendal en Westmorland, Inglaterra. Fue la última de las seis esposas de Enrique VIII de Inglaterra. Reina consorte de Inglaterra desde 1543 hasta 1547, y primera Reina consorte de Irlanda. Tiene un puesto especial en la historia ya que es la Reina de Inglaterra que más veces ha contraído matrimonio, con cuatro maridos.Hija mayor de Sir Tomás Parr, de Horton House, Northamptonshire, descendiente del rey Eduardo III, y de quien de soltera se llamó Matilda Green. A los 17 años, en 1529, Catalina contrajo matrimonio con Lord Eduardo Borough. Tras enviudar, se casó en el verano de 1534 con John Neville, 3er Barón Latymer, de Snape. En 1536, durante la Peregrinación de Gracia, Catalina fue retenida como rehén por los rebeldes del norte, junto con sus dos hijastros, incluyendo a John Neville, 4to Barón Latymer. John Neville murió en 1543. Fue en la casa de la hija de Enrique y de Catalina de Aragón, Lady María, donde Catalina Parr llamó la atención del Rey. Después de la muerte del segundo marido, la rica viuda empezó una relación con Thomas Seymour, hermano de la Reina Juana Seymour, pero el Rey Enrique VIII se encaprichó con Catalina, y fue obligada a aceptar su proposición de matrimonio. El matrimonio entre Catalina y Enrique VIII se celebró el 12 de julio de 1543 en el palacio de Hampton Court. Fue la primera Reina de Inglaterra en ser también Reina de Irlanda después de que Enrique VIII adoptara el título de Rey de Irlanda. Como Reina, Catalina fue en parte responsable de la reconciliación de Enrique con las hijas que tuvo de sus dos primeros matrimonios, quienes más adelante serían la Reina María I y la Reina Isabel I. Tuvo también una buena relación con Eduardo, Príncipe de Gales y más tarde Rey Eduardo VI. Cuando se convirtió en Reina, su tío Guillermo Parr, Lord Parr de Horton, se convirtió en su Lord Chambelán. Durante tres meses, desde julio hasta septiembre de 1544, Catalina fue nombrada Regente por Enrique mientras él marchó a su última y poco exitosa campaña en Francia. Gracias a que su tío fue nombrado miembro de su consejo de regencia, y a las simpatías de otros consejeros Thomas Cranmer (el Arzobispo de Canterbury) y Eduardo Seymour, Lord Hertford, Catalina obtuvo el control efectivo y fue capaz de gobernar como ella entendió más conveniente. Manejó los suministros, las finanzas y asambleas para la campaña francesa de Enrique, firmó cinco proclamaciones reales, y mantuvo contacto constante con su lugarteniente en las Marcas septentrionales, Lord Shrewsbury, sobre una situación compleja e inestable con Escocia. Se dice que sus acciones como Regente, junto con su carácter fuerte y una notable dignidad, y más tarde sus convicciones religiosas, influyeron de forma importante en la formación de su hijastra, Lady Isabel, la futura Reina Isabel I. Aunque probablemente fue educada como católica, ya que nació antes de la Reforma Protestante, más tarde sintió simpatía e interés por la "Nueva Fe." Se ha sugerido la hipótesis de que realmente era una protestante a mediados de los años cuarenta, tal como ahora se entendería ese término. Podemos estar seguros de que sostuvo fuertes ideas reformistas después de la muerte de Enrique, cuando su segundo libro, Lamentaciones de un pecador se publicó a finales del año 1547. Tras la muerte de Enrique VIII, el 28 de enero de 1547, Catalina vio asegurada su situación con una pensión anual de ₤7.000. Más aún, él ordenó que después de su muerte, aunque era Reina viuda, se le diera el respeto de una Reina de Inglaterra, como si él aún viviera. Catalina se pudo finalmente casar con su antiguo amante, Thomas Seymour, celebrándose su boda el 07 de abril de ese mismo año. Como se casaron dentro de los seis meses posteriores a la muerte del antiguo Rey, tuvieron que obtener permiso del nuevo Rey para el matrimonio. Cuando su unión fue conocida públicamente, causó un pequeño escándalo. Catalina, que no había tenido hijos de ninguno de sus anteriores matrimonios, quedó embarazada a los 35 años de edad. Su embarazo fue una sorpresa, dado que ella no había concebido ningún hijo durante sus primeros tres matrimonios. El matrimonio de Catalina también pasó por momentos tensos. El sexo durante el embarazo era algo que se desaprobaba en el siglo XVI y Seymour comenzó a desarrollar cierto interés por Lady Isabel, hija adolescente de Ana Bolena, y futura Isabel I, que residía en su mansión. Se le atribuye la intención de casarse con ella antes de hacerlo con Catalina, y más tarde se dijo que Catalina descubrió a los dos abrazados. Isabel fue sacada de la casa en mayo de 1548 para quedarse en el hogar de Sir Anthony Denny en Cheshunt y nunca volvió a ver a su madrastra, aunque las dos mantuvieron correspondencia. Catalina dio a luz a su único descendiente, una niña llamada María Seymour, que recibió este nombre por su hijastra, el 30 de agosto de 1548, y murió sólo seis días después, el 05 de septiembre de 1548, en castillo de Sudeley, en Gloucestershire, de lo que cree que fue fiebre puerperal, o sepsis en el parto. Es lo mismo que provocó la muerte de la tercera esposa de Enrique VIII, Juana Seymour. No era algo infrecuente, debido a la falta de higiene que rodeaba el parto. Se ha sospechado que el esposo de Catalina, Sir Tomás Seymour, pudo haberla envenenado para llevar a cabo su plan de casarse con Lady Isabel. Catalina Parr fue sepultada en Sudeley. Su hija no le sobrevivió demasiados años. Su padre, Thomas Seymour, fue decapitado por traición menos de un año después. La niña fue entregada a la Duquesa de Suffolk, Catherine Willoughby, una amiga íntima de Catalina. Después de un año y medio, la propiedad de María le fue restaurada por una Ley del Parlamento, lo que alivió la carga de la Duquesa al asumir la guarda de la niña. La última mención de María Seymour es de su segundo cumpleaños, y aunque circularon historias de que al final ella se casó y tuvo hijos, la mayor parte de los historiadores creen que murió siendo niña. En 1782 un caballero con el nombre John Lucas descubrió el ataúd de la Reina Catalina entre las ruinas del castillo de Sudeley. Abrió el féretro y observó que el cuerpo, después de 234 años, estaba en un sorprendente estado de conservación. Tras tomar unos cuantos mechones del cabello de la reina, cerró de nuevo el ataúd y lo devolvió a su tumba. El féretro se abrió en repetidas ocasiones en los siguientes diez años. Cuando el ataúd se abrió de nuevo de forma oficial en 1817 no quedaba nada más que restos de un esqueleto. En aquella época el ataúd fue movido a la tumba de Lord Chandos, cuya familia poseyó el castillo en aquel tiempo. En años posteriores la capilla fue reconstruida por Sir Juan Scott, erigiéndose entonces un altar-tumba apropiado para la Reina Catalina.
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