Eduardo de Braganza. Nació en 1605 en el Palacio Ducal de Vila Viçosa, Portugal. Noble portugués, hijo del Duque Teodosio II de Braganza y de Ana de Velasco y Girón. Sediento de poder militar, en 1634 dejó el Reino para servir al Emperador Fernando III de Habsburgo en la Guerra de los Treinta Años. Los autores discuten tal decisión, si se debía a no querer servir a la corona filipina ó a la ambición de honras que por su condición de segundo hijo jamás podría obtener en el Reino natal. En 1638 visitó Portugal, cuando le fue pedido tomar el comando de la revuelta que culminaría en la Restauración de la Independencia Portuguesa. Cuando la noticia llegó a Alemania, escribió el 12 de enero de 1641 a su hermano diciéndole que volvería al Reino rápidamente. Sin embargo, España obtuvo por vía diplomática que el Emperador aprendiese al Infante en la fortaleza de Passau, de donde pasó para la de Graz, en el sur de Austria. Juan IV ordenó a los embajadores que usen todos los medios para la liberación de su hermano y pedió ayuda al papa Inocencio XII, sin éxito. Eduardo, que no intervendría en la conjura, fue vendido a los españoles y acabó sufriendo las consecuencias de la Restauración. Encerrado en el Castillo de Milán, murió luego de ocho años de cautiverio, el 03 de septiembre de 1649. La corte portuguesa se cubrió del mayor luto riguroso, pues en aquella época su figura había suscitado mucha simpatía entre los portugueses.
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