Federico de Oldenburg. Nació el 31 de marzo de 1723 en el castillo de Copenhague, Dinamarca. Hijo del Rey Cristian VI de Dinamarca y de Sofía Magdalena de Brandeburgo-Kulmbach. El 12 de octubre de 1730, su abuelo, el Rey Federico IV murió, y su padre ascendió al trono como el Rey Cristian VI de Dinamarca. Así, el propio Federico se convirtió en Príncipe Heredero. Cristian VI y Magdalena Sofía se dedicaron profundamente al pietismo, por tanto Federico recibió una educación estrictamente religiosa. No familiarizado con los sentimientos religiosos, Federico se convirtió en un hedonista que gozaba de los placeres de la vida como el vino y las mujeres. El 11 de diciembre de 1743, en Altona, Holstein, Federico se casó con la Princesa Louisa de Gran Bretaña, hija del Rey Jorge II de Inglaterra y de Carolina de Ansbach. A pesar de que el matrimonio fue arreglado, la pareja mantenía una buena relación. Reina Luisa fue muy popular en Dinamarca. Le interesaba la música, la danza y el teatro. Tenía una personalidad vivaz, lo que le permitió relacionarse fácilmente con los demás. Fue muy apreciada por su esfuerzo en aprender el idioma danés, a pesar de que en la Corte la mayoría hablaba alemán, su lengua nativa. Sin embargo ella hablaba danés con sus hijos. De dicho matrimonio nacieron seis hijos: el Príncipe Cristian, murió en la infancia; Sofía Magdalena, casada con el Rey Gustavo III de Suecia; Carolina, casada con Guillermo I, Elector de Hesse; Cristian VII, casado con la Princesa Carolina Matilde de Inglaterra; Luisa, casada con el Príncipe Carlos de Hesse-Kassel; y niño nacido muerto. Éste último parto le constó la vida a la Reina, quien murió el 19 de diciembre de 1751 en el Palacio de Christiansborg, siendo sepultada en la catedral de Roskilde. El Rey se casó el 08 de julio de 1752 en el Palacio de Frederiksborg, Dinamarca, con la Duquesa María Juliana de Brunswick-Wolfenbüttel, hija de Fernando Alberto II, Duque de Brunswick-Lüneburg y de Antonieta Amalia de Brunswick-Wolfenbüttel. De dicho matrimonio nació un hijo: Federico, Príncipe Heredero de Dinamarca y Noruega, casado con la Duquesa Sofía Federica de Mecklemburgo-Schwerin. El matrimonio no fue muy popular entre el pueblo, ya que se consideró demasiado pronto tras la muerte de la popular Reina Luisa. Por su parte, María Juliana hizo todo lo posible para ganarse en cariño de la gente, tales como determinar que su hijo debía aprender como primer idioma el danés, siendo el primero en su tipo. Ella también trató de hablar y escribir en danés, pero sin lograrlo correctamente. Sin embargo nunca se convirtió en una Reina popular. Como Reina, nunca estuvo involucrada en la política, a pesar de que el Rey Federico el Grande de Prusia, intentó en variar ocasiones usar su influencia. Su objetivo era convertirse en Regente de su propio hijo. Federico V de Dinamarca fue también el padre de cinco hijos ilegítimos con Else Hansen. El Rey estuvo marcado por el alcoholismo y la mayor parte de su reinado contó con ministros muy capaces, los cuales evitaron la participación de Dinamarca en las guerras europeas de la época. El país se mantuvo neutral, incluso durante el período de la Guerra de los Siete Años (1756-63) a pesar de su proximidad geográfica con los países beligerantes: Rusia y Suecia. Fundó la Real Academia Danesa de Arte en Copenhague, que se inauguró oficialmente el 31 de marzo de 1754, en sus 31 cumpleaños. Federico también compró lo que se conocería como las Indias Occidentales Danesas de la Compañía Danesa de las Indias Occidentales en 1754. El Rey Federico V de Dinamarca murió el 14 de enero de 1766 en el palacio de Christiansborg, Copenhague, a la edad de 42 años, y después de veinte años de reinado. Sus últimas palabras fueron: “Es un gran consuelo para mí saber que a nadie nunca intencionalmente he ofendido y que no hay una gota de sangre en mis manos.” Su fueron fue sepultado en la catedral de Roskilde junto a la Reina Luisa. Como Reina viuda, fue tratada con hostilidad por parte de la pareja real y sus respectivos favoritos, y rara vez fue invitada a la mesa real. En 1770, el nuevo Rey, su hijastro Cristian VII de Dinamarca, había perdido la razón y el poder había caído en manos de su consorte Matilde Carolina de Gales y su amante, Johann Friedrich Struensee. Ellos tenían puntos de vista políticos liberales y emitieron una serie de leyes democráticas que levantó la oposición de la nobleza. María Juliana se convirtió en el centro de la oposición, y perteneció al grupo de participantes en el golpe de Estado que derrocó al gobierno de Struensee mediante la exposición de su romance con la Reina. Hizo arreglos para que el Rey Cristian VII de Dinamarca firmara la detención de Struensee. En 1772, Struensee fue ejecutado y la Reina Carolina Matilde fue exiliada. Así, el hijo de María Juliana, Federico, se convirtió en Regente del hijo de Cristian VII, su sobrino. Sin embargo, el Regente, era un títere de su madre, la verdadera Gobernante. Su régimen fue de conservadurismo extremo. Restauró los privilegios de la nobleza, siendo considerada como la heroína de la aristocracia y la salvadora de sus privilegios. Formalmente, no tenía posición oficial, pero fue reconocida como la nueva líder de facto. El Príncipe Heredero en gran medida la detestaba, porque ella siempre trató de favorecer la regencia, y también porque impedía ver a su hermana, que era su mejor amiga. En el 30 de junio de 1780, dio refugio a los hijos de su hermano, el Duque de Brunswick Antonio Ulrico y de su esposa, la Regente de Rusia Anna Leopóldovna, los hermanos del depuesto Zar Iván VI de Rusia, cuando fueron liberados del cautiverio ruso. Por medio de un acuerdo con la Emperatriz Catalina II de Rusia, María Juliana recibió a sus sobrinos: Catalina, Isabel, Pedro y Alexei. Los hermanos se mantuvieron bajo la responsabilidad de Juliana, y con el apoyo financiero de Catalina. En 1784, el Príncipe Heredero declaró su mayoría de edad legal, recibiendo un documento con instrucciones de cómo debía gobernar. Juliana le aconsejó que se basara siempre en su consejo. El Príncipe Heredero, sin embargo, no tenía ninguna intención de permitir que Juliana y su hijo continuaran su gobierno, y en su primera reunión con el consejo, sin previo aviso nombró sus propios funcionarios, poniendo fin a toda la influencia del antiguo régimen, y el reinado de Juliana y su hijo terminó. En 1785, el Rey Gustavo III de Suecia sugirió deponer al Príncipe Heredero Regente, pero ella se negó. Juliana vivió el resto de su vida discretamente en la corte. Juliana murió el 10 de octubre de 1796 en Fredensborg, Dinamarca.
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