Guillermo de Orange-Nassau. Nació el 04 de septiembre de 1840 en La Haya, Países Bajos. Hijo mayor del Rey Guillermo III de los Países Bajos y de la Princesa Sofía de Württemberg. Al momento de su nacimiento, Guillermo era tercero en el orden de sucesión al trono de los Países Bajos y décimo séptimo al trono de Inglaterra. Un mes después, el 07 de octubre de 1840, su bisabuelo, el Rey Guillermo I de los Países Bajos, abdicó al trono debido a la firma del Tratado de Londres, por medio del cual se reconocía la independencia de Bélgica de las provincias del Reino Unido de los Países Bajos y a su intención de casarse con una noble belga católica, Henrietta d'Oultremont. En 1849, tras la muerte de su abuelo el Rey Guillermo II de los Países Bajos, su padre se convirtió en el Rey Guillermo III de los Países Bajos y él en el Heredero del Reino, recibiendo el título de Príncipe de Orange. Su educación victoriana resultó ser un desastre. Tras el fracasado intento de matrimonio entre Guillermo y la Princesa Alicia de Inglaterra, hija de la Reina Victoria I de Inglaterra, el Príncipe se enamoró de la Condesa Matilde. Esto trajo aparejado problemas entre Guillermo y sus padres, cuando estos últimos rechazaron la idea de un noviazgo con la joven, debido a que en la Corte holandesa un matrimonio entre un miembro de la familia real y un miembro de la nobleza era desigual e inaceptable. Posiblemente también pesaba la idea de que el Rey Guillermo III había tenido una relación amorosa con la madre de Matilde, y la joven podría ser hermanastra de su hijo. El Príncipe decidió exiliarse en París, Francia, donde se dedicó al sexo, la bebida y el juego. El Príncipe Guillermo de Orange-Nassau murió el 11 de junio de 1879 en su departamento de París, a causa de una combinación de tifus, problemas hepáticos y agotamiento general. El 26 de junio de 1879 su cuerpo fue sepultado en la cripta real de la catedral de Delft, Países Bajos. En su ataúd había una corona de la Emperatriz de Francia Eugenia de Montijo y un del Príncipe de Inglaterra, el futuro Rey Eduardo VII. Tras su muerte, su hermano el Príncipe Alejandro se convirtió en el Heredero al trono y Príncipe de Orange. Sin embargo él murió cuatro años más tarde, y antes que su padre, por lo que el Reino se quedaba sin Herederos varones que sucedieran a Guillermo III. Se convocó a Estados Generales para decidir el futuro de la Dinastía, resolviéndose que la sucesión sería siempre por primogenitura sin importar el sexo de recién nacido. Con esta nueva ley, la hermanastra de Guillermo y Alejandro, la Princesa Guillermina, hija de Guillermo III y su segunda esposa, la Princesa Emma de Waldeck y Pyrmont se convirtió en la Heredera al trono y tras la muerte de su padre en la Reina Guillermina I de los Países Bajos.
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