Constantino Pavlovich Romanov. Nació el 08 de mayo de 1779 en Tsarskoe Selo, Rusia. Segundo hijo del futuro Emperador Pablo I Petrovich de Rusia y de la Princesa María Sofía de Württemberg y, por tanto, nieto de los Emperadores Pedro III y Catalina II de Rusia, y del Duque Federico II de Württemberg. La educación del Gran Príncipe Constantino, igual que la de su hermano el futuro Emperador Alejandro I de Rusia recayó exclusivamente en manos de la Emperatriz Catalina II, quien tuvo especial cuidado en la educación, tanto física como intelectual, que recibieron ambos niños. Pese a que la vigilancia era estrecha, confió de forma importante en uno de sus amantes, el conde Nicolás Saltykov, quien descuidó por completo la tarea transfiriéndola a su vez a un nuevo tutor, y únicamente intervenía en casos excepcionales. Fue intensamente preparado por su abuela para el puesto de Emperador de un hipotético y resucitado Imperio Bizantino. Al igual que con su hermano, la Emperatriz dispuso que el Gran Príncipe se casara a la edad de diecisiete años, cuando todavía era un joven inmaduro. La elección recayó en la Princesa Juliana de Sajonia-Coburgo-Saalfeld. La pareja se casó el 26 de febrero de 1796 en San Petersburgo, Rusia, donde previamente Juliana adoptó la fe ortodoxa y el nombre de Ana Feodorovna. El matrimonio fue extremadamente infeliz, separándose en 1799 y divorciándose en 1820. De dicho matrimonio no nacieron hijos. Juliana volvió a Coburgo y, pese a los posteriores intentos de Constantino, nunca volvió a Rusia. El mismo año en que obtuvo el divorcio, Constantino se casó en forma morganática, con una Princesa de la aristocracia polaca, lo que provocó su renuncia forzosa al trono de Rusia y a cualquier demanda de sus descendientes. El matrimonio se llevó a cabo el 24 de mayo de 1820 en Varsovia, Polonia. Su esposa era la Princesa Juana Grudna-Grudczinka, nombrada para la ocasión Princesa Lowiczka con grado de Alteza Serenísima. De dicho unión, Constantino tampoco tuvo descendencia. Tras el fracaso matrimonial del año 1799 tuvo lugar la primera campaña militar de Constantino bajo las órdenes del general Suvorov. En la batalla de Bassignano sus tropas fueron derrotadas, pero la heroicidad del joven hizo que su padre, el Zar Pablo I, le otorgara el título de Tsarevich, que las leyes dinásticas rusas reservaban exclusivamente al Heredero del trono. Pese a esta designación, Constantino nunca consiguió asegurarse el trono de Rusia y tras la muerte de su padre dio paso a una vida salvaje y desordenada de soltero sin compromiso. Se abstuvo de entrar en política, pero permaneció fiel a sus inclinaciones militaristas sin manifestar otra preferencia política que no fuera la del campo de batalla. En 1805 volvieron las campañas contra Napoleón, que culminaron con la batalla de Austerlitz en 1807, donde ni la buena suerte ni su experiencia militar jugaron a su favor. Aún así, tras la Paz de Tilsit se convertiría en gran admirador de Napoleón y defensor de la alianza ruso-francesa. Las ideas de aliarse con Francia no se disiparían ni tras la ocupación francesa de Moscú. Igual que el General Mihail Kutuzov, se opuso a una guerra en Francia que acabara con la llegada de tropas rusas a suelo francés. Tras las guerras napoleónicas el papel jugado por el Gran Príncipe Constantino Pavlovich fue escaso, por no decir inexistente. A partir de 1815 las cosas cambiaron cuando su hermano lo nombró Virrey de Polonia a través del Congreso Real. La misión de Constantino era la de dominar y militarizar a la siempre indomable Polonia. En el Congreso de Polonia creado por Alejandro I Pavlovich recibió el lugar de Comandante General de las fuerzas del Reino, cargo al que se añadió el de Comandante de las tropas de Lituania en 1819, de aquellas provincias rusas que en determinado momento histórico habían pertenecido a Polonia. Desde Varsovia acabó luchando por el respeto a los derechos del pueblo polaco y se acabó identificando más con los propios polacos que con los rusos, especialmente tras su casamiento con su segunda esposa. En 1822 renunció totalmente a cualquier derecho de sucesión por su parte y la de sus descendentes sobre el trono ruso. A pesar de todo, sus esfuerzos por estabilizar el país y eliminar los movimientos separatistas, a la vez que aniquilaba la oposición liberal, provocaron importantes revueltas en el país y un descontento parlamentario por la desobediencia del Gran Príncipe a la Constitución. En este contexto murió en 1825 el Zar Alejandro I de Rusia y su hermano menor el Gran Príncipe Nicolás se convirtió en el Zar Nicolás I Pavlovich. Empezaron a aparecer importantes divisiones de opinión entre las formas de hacer de Nicolás y las de Constantino. La política meridional del Zar de proseguir la lucha contra el Imperio Otomano y la negativa de Constantino a que participaran soldados polacos enfrió definitivamente la relación entre los dos hermanos. La revuelta polaca de 1830 sorprendió a Constantino en Varsovia. Murió el 27 de junio de 1831 en Vitebsk, Bielorrusia, a causa del cólera, sin llegar a ver como sus soldados conseguían dominar una situación bastante complicada y devolver la calma momentáneamente a Polonia.
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