Olga Nicolaevna Romanova. Nació el 15 de noviembre de 1895 en Tsarskoe Selo, San Petersburgo, Rusia. Hija mayor del Emperador Nicolás II de Rusia y de la Princesa Alix de Hesse. Olga generalmente compartía su día con su hermana Tatiana, ambas dormían en la misma habitación y vestían iguales. Era conocida por su gran corazón y por su predisposición para ayudar a los demás. Si bien era una persona honesta y cortés, a menudo demostraba algunos impulsos autocráticos como hija del Zar de todas las Rusias. La Gran Princesa amaba la lectura, y a diferencia de sus cuatros hermanos, disfrutaba de las tareas escolares. Según sus tutores era muy inteligente y rápida a la hora de resolver situaciones. Aunque amaba a sus padres, su relación con Alejandra fue más bien tensa durante su adolescencia, además su padre era más permisivo. De toda su familia, al que más adoraba era a su hermano y Heredero, el Tsarevich Alexei. Olga nunca vio con buenos ojos a Rasputin ya que era conciente de que su amistad con sus padres generaba el rechazo por parte del pueblo. Fue el único miembro de la familia imperial que no asistió al entierro de Rasputin. Inspirada por su educación religiosa, Olga tomó el control de una parte de su fortuna personal al cumplir veinte años y comenzó a realizar obras de caridad. Olga era una joven de cabellos castaños, ojos azules, cara amplia y nariz respingada. Sin embargo fue considerada menos bonita que sus hermanas María y Tatiana. En el noviembre de 1911 se celebró una fiesta de gala en Livadia para celebrar su dieciséis cumpleaños y su presentación en sociedad. El futuro matrimonio de Olga siempre fue objeto de especulación en Rusia. Según una sirvienta, Olga había sido comprometida con el Gran Duque Dmitri Pavlovich de Rusia, pero éste fue roto por su amistad con el Príncipe Felix Yussupov (asesino de Rasputin) y por los rumores sobre su bisexualidad. También se trató de comprometerla con el Príncipe Heredero Carol de Rumania, pero él no era de su agrado. También en la lista estuvieron el Príncipe Heredero Eduardo de Inglaterra, el Príncipe Heredero Alejandro de Serbia y el Gran Príncipe Boris Vladimirovich de Rusia. Alejandra rechazó a este último porque existía un gran diferencia de edad. El deseo de Olga era casarse con un ruso y permanecer en su país de origen, y contaba con la ventaja de que sus padres no la forzarían a casarse con alguien que no quisiera. Por otro parte la Gran Princesa se enamoró varias veces de oficiales del ejército ruso. Durante la primera guerra mundial, trabajó como enfermera cuidando a soldados heridos en un hospital militar improvisado en Tsarskoe Selo. Esta actividad proveyó a Olga y a Tatiana de una experiencia que no habían tenido antes. El constante contacto con heridos y su sufrimiento, produjo en Olga una alteración de sus nervios, por lo cual debió dejar de asistir a las operaciones. Comenzó a trabajar en la administración del mismo y debió realizar un tratamiento por depresión y anemia. Según los cortesanos, Olga conocía el estado financiero y político del país durante la guerra y la revolución. Durante la revolución de 1917, la familia fue detenida y encarcelada en el palacio de Tsarskoe Selo y más tarde en residencias privadas en Tobolsk y Ekaterimburg, Siberia. Durante su cautiverio, Olga estuvo profundamente deprimida y perdió mucho peso. Fue asesinada junto con su familia por los bolcheviques el 17 de julio de 1918 en Ekaterimburgo. Tenía 22 años de edad. Sus restos fueron hallados en 1979, exhumados en 1991 y sepultados en la Catedral de la Fortaleza de Pedro y Pablo, en San Petersburgo en 1998. Fue canonizada como mártir del comunismo por la Iglesia Ortodoxa Rusa en 2000.
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